Por que nos emborrachamos?

¿Por qué nos emborrachamos?


 

Por el Dr. Guido Bergman y Patricia Haidbauer, Directores de Programar Proyectos
Educativos, www.programareduca.com

La prevención en el consumo de alcohol requiere especial atención porque se
trata de un problema con distintos niveles de riesgos: su consumo excesivo puede
llevar a un coma alcohólico, pero aún un consumo menor puede traer problemas
laborales, de salud y sociales. Por eso, como primera medida, es importante
conocer el funcionamiento del cuerpo frente a esta sustancia y descubrir cuáles
son los propios límites.

Cuando una persona toma alcohol, percibe los efectos que le genera por la acción
del alcohol sobre el sistema nervioso central (SNC), es decir el cerebro, lo que
afecta su normal funcionamiento. Como concepto clave debemos saber que el
alcohol es en sí mismo es una droga depresora del funcionamiento del sistema
nervioso central. Es decir, no es un estimulante. Y eso tenemos que remarcarlo:
la razón por la cual, inicialmente, al tomar un poco de alcohol podemos sentir
que estamos “alegres” y desinhibidos es simplemente porque bloquea el
funcionamiento de nuestras propias barreras, lo que impulsa a que nos animemos,
por ejemplo, a realizar acciones que, sin tomar, jamás haríamos. A eso llamamos
pérdida del juicio.

Los efectos del alcohol van a variar según la dosis consumida. A medida que la
concentración de alcohol en sangre aumenta, se bloquea más el SNC y los efectos
pueden ser varios: desde experimentar alegría y estar desinhibido, perder los
reflejos o el equilibrio, hasta caer en un coma alcohólico, en los casos más
extremos. Lo que hay que tener presente es que la dosis de alcohol necesaria
para generar un coma alcohólico, no es tan elevada como la mayoría de las
personas suponen.

¿Cómo actúa el alcohol en el cuerpo?
La razón por la cual una persona entra en estado de “borrachera” es simplemente
porque consume más alcohol del que el hígado puede procesar o metabolizar. El
80% del alcohol que tomamos se absorbe e ingresa al cuerpo por el intestino
delgado, solo el 20% se absorbe en el estomago. El 90% se metaboliza por el
hígado y el 10% restante se elimina del cuerpo principalmente por el aire
espirado, y muy poco por orina o transpiración. Los controles de alcoholemia,
por ejemplo, miden el alcohol en el aire espirado, lo que determina una
equivalencia con la cantidad de alcohol que hay en la sangre.

El punto limitante de nuestro “aguante” con el alcohol lo determina nuestro
hígado. Este órgano metaboliza el alcohol y lo transforma en acetaldehído y
agua. Ese proceso tiene una velocidad determinada por la genética, pero que no
es muy diferente entre las personas y ronda los 10 gramos de alcohol puro por
hora. Es decir, que si consumimos más de 10 gramos de alcohol en una hora va a
“sobrar” alcohol que circulará en la sangre, llegará al cerebro y seguirá en el
cuerpo hasta que el hígado pueda metabolizarlo a su velocidad.

La pregunta clave es ¿cuánto es 10 gr. de alcohol puro? Es la cantidad de alcohol
puro que hay en una lata de cerveza (5% de alcohol puro), una copa de vino (15%
de alcohol puro) o un shot de cualquier bebida destilada (45% d alcohol puro). A
eso lo llamamos una “unidad de bebida”. Por ejemplo, si consumimos cinco latas
de cerveza en una hora, el alcohol tardará cinco horas en desaparecer del
organismo. Cinco latas de cerveza de 354 ml equivalen a 1770 ml de esta bebida,
que en alcohol puro equivalen a cinco shots de vodka, es decir, cinco unidades
de bebida. Un trago largo puede tener 3 unidades de bebida destilada (ejemplo:
shots de vodka o tequila) Nuestro organismo no discrimina de donde viene el
alcohol. En el control de alcoholemia, dos unidades de bebida, dan como
resultado positivo.

Sin embargo, para “emborracharse” se necesitan varios factores: el primero es la
cantidad, es decir, tomar más de lo que nuestro hígado puede procesar; el
segundo es la velocidad. Podemos discriminar 3 velocidades: Una es la frecuencia
de llevar el vaso a la boca, otra es la velocidad de absorción del alcohol desde
el intestino (cuando el estómago-intestino está vacío el alcohol se absorbe más
rápido) y la tercera y menos modificable es la velocidad de metabolización del
hígado, que ya mencionamos y que puede ser incrementada levemente y con un
límite. Es lo que llamamos "cultura alcohólica"; como tercer factor está la
graduación alcohólica de las bebidas, las bebidas blancas o destiladas, por
ejemplo, hacen más probable la borrachera.

Estas son las tres variables que hay que tener en cuenta para vincularnos con el
alcohol. Por que hay que subrayar que siempre que una persona toma alcohol
aumenta sus riesgos. En el período inicial, cuando una persona toma “poco”
alcohol, esto es entre 2 y 4 unidades de bebida sus riesgos están asociados a
sus conductas: accidentes de auto, peleas, sexo sin protección, quemaduras, etc.
Luego al ingerir más cantidad de alcohol, el efecto tóxico del alcohol, genera
un riesgo mayor asociado al efecto directo del alcohol sobre el cerebro. Llega
un momento que cuando la cantidad de alcohol en la sangre es muy elevada, los
efectos tóxicos sobre el SNC lo llevan primero a perder la conciencia (quedarse
dormido y entrar en coma) y luego al paro respiratorio. Esta última situación,
se produce cuando las neuronas que generan en forma automática que respiremos
también se bloquean y dejan de funcionar, provocando que la persona deje de
respirar y por lo tanto la muerte.

La dosis letal de alcohol depende del peso de cada persona. En un niño, es de 3
gramos por cada kilo y en los adultos, entre 5 y 8 gramos. Por ejemplo, un litro
de vino que tiene 15 % de graduación alcohólica, tiene 150 gramos de alcohol
puro. Entonces, si hacemos la cuenta, una dosis letal para un adolescente que
pesa 60 kilos pueden ser dos litros de vino. Porque si dividimos los 300 gr de
alcohol puro de los vinos por su peso, nos da como resultado 5 gramos por kilo,
una dosis que puede resultar mortal. Sin embargo esto puede resultar falso, ya
que hemos presenciado comas alcohólicos en adolescentes de 60 kg con la mitad de
dosis, simplemente por consumir rápidamente y sin haber ingerido alimentos
previamente. Por lo tanto una persona que se alcoholiza a punto tal que: pierde
la conciencia, debe ser llevado ya que no puede movilizarse por sus propios
medios y al día siguiente no recuerda gran parte de lo ocurrido la noche
anterior, estuvo cerca de un coma alcohólico fatal.

Por último: el alcoholismo, enfermedad producida por la adicción psicológica y
fundamentalmente biológica al alcohol, suele ser mas probable cuando la persona
comienza a consumir alcohol a temprana edad. Si bien el porcentaje de
alcohólicos dentro de los que consumen alcohol ronda el 10 al 15%, es una
enfermedad invalidante y socialmente rechazada. En la actualidad existen
tratamientos para poder ayudar a una persona a salir del alcoholismo. Obviamente
que el primer paso es dejar de consumir y pertenecer a un grupo de autoayuda es
muy útil. Además existe medicación específicamente usada para prevenir las
recaídas y ayudar en el intento. Este punto es clave para aumentar las chancees
de éxito en el tratamiento y no solo esperar que la fuerza de voluntad sea la
única salida.

Como conclusión, podemos referir que siempre que consumimos alcohol nos estamos
exponiendo a riesgos, por eso es de vital importancia aprender a vincularnos
correctamente con la bebida y respetar los límites que nos marca el cuerpo.

 

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