El chip que permite a un hombre tetrapléjico tocar guitarra

Foto: Wikipedia – DSCN3504 ohiocompany e

Ian Burkhart no sólo ha sido capaz de mover sus dedos después de quedar parapléjico, sino que ha podido hacerlo para tocar una guitarra.

El joven de Ohio, Estados Unidos, lo consiguió después de que un chip le se ha implantado a él en el cerebro.

Ohio es uno de los cincuenta estados de los Estados Unidos, ubicado en la Región de los Grandes Lagos y uno de sus principales centros industriales.

El sensor especial lee las señales cerebrales que, después, una computadora que estimula sus músculos con electricidad para generar desplazamiento en ellos codifica a ellas . Los investigadores esperan que la tecnología utilizada en Burkhart, que ahora festeja la gran sorpresa de ser capaz de mover su mano de nuevo, después de un proceso desarrollado por la Universidad Estatal de Ohio, con el tiempo, sirva para ayudar a millones de personas con parálisis, derramamiento cerebral o daño cerebral. El estadounidense, de 24 años, ha resultado gravemente herido en un accidente de buceo hace casi seis años.

El daño en su médula espinal ocasionó que las órdenes de su cerebro no puedan llegar al resto de su cuerpo.

Bouton, quien ha dirigido el equipo de Battelle señala: «Durante la última decenio aprendimos a descifrar las señales del cerebro en los pacientes que están completamente detenidos y ahora, por primera vez, esos pensamientos se están transformando en desplazamiento». «Nuestros resultados muestran que las señales registradas dentro del cerebro se pueden volver a colocar alrededor de una herida en la médula espinal, lo que permite la restauración del desplazamiento funcional e inclusive el desplazamiento de los dedos de forma independiente».

Ha quedado detenido debajo de los codos y sin la posibilidad de caminar.

Se ha implantado un sensor en el cerebro de Ian para leer la actividad de cientos de neuronas en su corteza motora.

Después ha tomado horas de práctica enseñar a un sofisticado programa informático cómo interpretar la miriada de señales del cerebro de Burkhart.

Ian ha recibido una manga especial con 130 electrodos preparados para estimular y contraer diferentes músculos en su brazo derecho.

Los resultados, publicados en la revista Nature, han demostrado que puede tomar y mover objetos grandes, vaciar el contenido de una botella e inclusive pasar una tarjeta de crédito.

Burkhart caracterizó que las primeras sesiones han sido «como pruebas de siete horas» que lo han dejado «completa y mentalmente fatigado y agotado».

«Tienes que desglosar cada cada parte de un desplazamiento y pensarlo de la forma más concentrada probable. Durante los primeros 19 años de mi vida era algo que daba por sentado», caracterizó el joven.

Ian sueña con una recuperación de todas las funciónes de sus manos que le permita «ser mucho más independiente y no tener que depender de la gente para tareas sencillas del diariamente».

El estudio realizado en Ohio marca un hito significativo en el campo del uso de ordenadores para superar heridas de la médula espinal.

En 2012, una mujer usó sus propios pensamientos para controlar un brazo robótico, pero esta vez un paciente ha podido controlar su propio cuerpo de nuevo.

El doctor Ali Rezai aseguró que «esto realmente brinda esperanza para muchos pacientes en el futuro, ya que esta tecnología cambia para ayudar a las personas que tienen minusvalías a ser más independientes». El doctor Ali Rezai es el neurocirujano que ha implantado el chip cerebral.

Pero el procedimiento de Ian fue largo y complejo. Primero se ha identificado al paciente más adecuado. «Ha sido una determinación fácil participar en el ensayo clínico porque su objetivo era ayudar a otras personas con heridas de la médula espinal», ha dudado E Ian no lo.

Uno de los grandes retos para esta campo va a ser transformar estos logros en el laboratorio en algo que se puede usar en la vida cotidiana.

Se trata de una técnica que pide cirugía, largas sesiones de entrenamiento y cables voluminosos.

También necesita una gran computadora para llevar a cabo los complejos algoritmos para leer el cerebro.

La corteza motora tiene millones de neuronas y sólo unos pocos cientos de ellas son leídas por el chip.

Se espera que las mejorías en esta tecnología estén cada vez más cerca de una restauración de las funciones completas de los brazo.

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