Tercer hábito emocional Saludable

Aprender
a perdonar

La
palabra perdón siempre está asociada, a amor, rencor,
resentimiento,
tristeza, orgullo.





Cuando
hablamos de perdón, hablamos de dejar
ir el dolor.

Perdonas
cuando realmente eres capaz , no de olvidar y borrar , sino de Dejar
de Recordar

el hecho que te hizo daño, y con ello, toda la angustia y el rencor
que guardas y conservas dentro tuyo.

Perdonar
no es “hacia otro”, al final, el perdón es hacia ti, porque

¿quién, sino tu, sufre más, cuando esta cargado de rencor y persiste en su mente, el recuerdo de aquel hecho que le hizo tanto daño? 
El perdón hacia nosotros
mismos es esencial. Nos permite liberarnos de la culpa, las
expectativas y la necesidad de ser perfectos. Nos ayuda a querernos y
ayudarnos más, y por lo tanto a abrir nuestros corazones a los demás
también.
Perdonar
no es volver a exponernos a que nos lastimen, tampoco es borrar el
hecho, pero si es dejarlo ir, dejarlo en el pasado e intentar no
recordarlo y no echarlo en cara.
A
veces creemos perdonar, pero cuando algo nos remite al hecho,
volvemos a sentirlo como si volviera a pasar.
En ocasiones, la
mente, no distingue entre pasado y presente
,
a nivel neurofisiológico. Al recordar un evento doloroso, la mente
se comporta como si esto estuviera sucediendo en el mismo momento
presente, se segregan los mismos neurotransmisores que producen la
angustia, y al volver a recordar, en nuestra mente significa: Volver
a vivir.

Es
por ello, que si logramos realmente el proceso del perdón efectivo,
es importante quitar el hecho de la memoria constante, dejar de
repetir, recordar y multiplicar eso que nos hizo mal a cada momento.
El
perdón nos libra de ataduras. Es el resentimiento lo que nos
mantiene apegados a aquellas situaciones o personas que no queremos
perdonar. Estar resentidos nos lleva también algunas veces a
cultivar pensamientos bajos de venganza, y a vivir en constante
agonía y desconfianza hacia el mundo, por miedo a que nos vuelvan a
herir. 
“El
perdón es la culminación del dolor.

Una
forma muy profunda de perdón consiste en no excluir al otro, en
dejar de mantener distancias, ignorar o comportarse con frialdad o
mantener actitudes falsas o condescendientes. Para la salud emocional
y del alma es mejor eliminar el rencor y perdonar profundamente.

Se
puede perdonar de momento, perdonar hasta entonces, perdonar hasta la
próxima vez, perdonar pero no dar más oportunidades; el juego sería
totalmente distinto si se produjera otro incidente. Se puede dar otra
oportunidad, varias o muchas oportunidades o dar oportunidades con
determinadas condiciones. Se puede perdonar en parte, en su
totalidad, o la mitad de una ofensa. Se puede otorgar un perdón
general. Uno es quien decide. ¿Cómo saber si hemos perdonado o no?
En caso afirmativo, tiende a compadecerse de la circunstancia en
lugar de sentir cólera, tiende a compadecerse de la persona en lugar
de estar enojada con ella. Tiende a olvidar lo que tenía que decir
al respecto. Comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. –
Referencias de Clarissa Pínkola Estes



Esto
no es solo cuestión de voluntad, es un trabajo que requiere
esfuerzo. El dolor está, y no desaparece solo con decirnos, “
tengo que olvidarlo y dejarlo ir”, aunque es un comienzo.


El
perdón requiere de un proceso .


 Es
una experiencia que tiene tres niveles:



a)
Físico:

cuando el dolor corporal, la angustia y los desórdenes
psicosomáticos están presentes como manifestación de un dolor que
ha colocado al individuo frente a una pérdida irreparable, el perdón
libera este nudo. Es así que se empieza a dejar de estar en lucha,
se deja de sentir que hay una deuda pendiente.


b)
Emocional:
es
cuando una persona puede, a nivel de pensamiento, haber encontrado
una simbolización que justifica la experiencia del perdón o del
no-perdón. Se apoya en ideas sobre “el otro” y sobre el “sí
mismo”.


c)
Espiritual
:
es ese aspecto de quien necesita estar en armonía consigo mismo y
tiene dificultades para albergar rencores y resentimientos muy
grandes, sin solución o difíciles de resolver.

Perdonar
implica abarcar estos tres niveles: el cuerpo, la mente y el
espíritu. No es fácil, pues muchas veces uno solo lo logra a nivel
del pensamiento de la emoción pero no de los demás. Perdonar
implica algún grado de reparación del agresor, alguna forma de
reparar lo perdido pero sobre todo de la imagen propia que se ha
roto.



Es
por ellos que recomiendo: Comienza a vivir
en el PRESENTE!!!!!

A
menos que empieces a vivir en el presente, no serás capaz de olvidar
y perdonar el pasado. No te recomiendo que olvides y perdones todo lo
que te ha ocurrido en el pasado. Lo que digo es lo siguiente: vive en
el presente. Es otra forma de decir que tengas una actitud más
compasiva, que seas más consiente, que estés más atento, porque
cuando estás así vives en el presente. La conciencia no puede estar
ni en el pasado ni el futuro.



Frases
sobre el Perdón:

  • «Puedo
    perdonar, pero no olvidar», es sólo otro forma de decir, «No
    puedo perdonar.»- Beccher


  • Enseñemos
    a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más
    eficiente. – José Ingenieros.


  • Perdonar
    es el valor de los 
valientes. Solamente aquel 
que es
    bastante fuerte para 
perdonar una ofensa, 
sabe
    amar.
Gandhi


  • Vengándose,
    uno se iguala 
a su enemigo; perdonándolo, 
se
    muestra superior a él. 
Francis Bacon



Aquí
te dejo un cuento de Buda sobre este tema. Espero te guste!



http://elespiritudeltiempo.org/blog/aprender-a-perdonar/


Referencias
Bibliográficas:

Osho
Clarissa
Pinkola Estes
Echart
Tolle
Buda
Gandhi




Lic.
Leila Natalia Klein
Psicóloga
Clínica
Contacto:
http://www.citaldoc.com/leila+natalia+klein


201307300026
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