Qué hacer con los chicos en casa ante la gripe A

Un mes de receso escolar: ¿Qué hacer con los chicos en casa?

Por Lic. Marisa Russomando, Psicóloga (MN) 23189, Directora del espacio La
Cigüeña, www.espaciolc.com.ar

A partir del decreto de emergencia sanitaria por la gripe A, el receso
escolar de invierno se extendió cerca de un mes. ¿Qué hacer con los chicos en
casa? Es la pregunta que más se escucha de boca de los padres que ya saben que
durante un mes tendrán a sus hijos sin asistir a la escuela.

La primera tarea que tiene el adulto es explicarle a los niños que “estos
días no son vacaciones” sino un tiempo para quedarse en casa con el fin de tomar
los cuidados necesarios para prevenir el contagio de la gripe porcina (más
correctamente, A -H1N1) y que requiere la colaboración de todos.
Esta
posición implica que las escuelas tomen también la responsabilidad de plantear
trabajos a sus alumnos. Claro que también las mismas se ajustarán a las
realidades sociales y la situación económica que atraviese a las instituciones.
A la hora de planificarles tareas a los alumnos, una de las cuestiones a no
perder de vista es que el objetivo de la tarea no es otro que revisar lo
aprendido. Esto supone volver sobre lo aprendido, complementar con distintas
actividades lo que se ha enseñado. Así, no se plantean dar temas nuevos. A
partir de esto, el rol pedagógico habrá que sostenerlo desde casa y el adulto
será responsable de hacer valer este cuidado. En mayor o menor grado, de acuerdo
a las edades de los chicos, la presencia de un adulto que siga cómo trabajan es
necesaria. Más allá de continuar con determinadas tareas escolares, el anuncio
de suspender las clases con la recomendación de evitar la aglomeración de gente
-como espectáculos, hipermercados o partidos-, pone a los padres frente a un
escenario en el que tendrán la oportunidad de desarrollar el ingenio para
recuperar el juego, la comunicación y la creatividad. Recrear un tiempo libre
diferente para los chicos durante este receso escolar obligado por la pandemia
de gripe A, será el desafío de muchos padres.

En principio, es recomendable mantener una rutina ordenada de horarios, no
ajustada al ritmo escolar, pero que mantenga a los niños organizados. Se puede
ser más flexible sin abandonar pautas que establezcan los tiempos para realizar
las tareas, para mirar televisión, para navegar por Internet o para realizar
otras actividades diarias que se propongan como juegos, lectura de libros, entre
otras. Es importante además tener presente que no hay que temerle al
aburrimiento y llenarlos de tareas: los vacíos pueden ser momentos interesantes
para que los chicos desarrollen sus propias ideas, despierten la imaginación y
la creatividad.

Construir juguetes, recuperar los juegos tradicionales y organizar
itinerarios lúdicos integrando a los abuelos son algunas de las ideas que se
pueden recorrer, para un tiempo libre diferente. Como sugerencia se puede hacer
un listado de todos los juegos que conocen los hijos, los padres y los abuelos,
a manera de disparador, para empezar a dejar de pensar en lo que no se puede
hacer y sí en lo que se puede. Esto requiere de una actitud lúdica por parte del
adulto. Es muy importante dar consignas y abrir el abanico de posibilidades.

Para los más chiquitos, habrá que pensar en la casa como un taller y aprovechar
cada día de la semana para construir juegos y juguetes (trompos, baleros, juegos
de mesa, disfraces, caretas o títeres), o modelar arcilla, o pintar, en lo que
podría llamarse el taller de plástica utilizando diferentes materiales: masa,
cartones, envases, retazos. En tanto, para los más grandes también hay opciones
más allá del video juego o la conexión en redes sociales que tanto atraen a los
adolescentes como hacer entre todos un listado de películas para ver o leer
historietas o buscar en Internet los “juegos cooperativos” o “juegos del mundo”
y animarse a recorrer otros desafíos.

Tener a mano algunas actividades donde se propone el uso de la palabra escrita y
hablada, puede permitir encarar proyectos conjuntos: crear un álbum familiar con
anécdotas y comentarios, escribir notas y apuntes donde expresen cómo se
imaginan en el futuro, por ejemplo, dentro de 10 años, armar libros caseros con
papel, lápices y una cartulina para la portada.
Estos trabajos estimulan la imaginación, contribuyen a afianzar el hábito de la
lectura en los niños y favorece la comunicación en el grupo familiar.

Este receso puede ser el momento para ordenar cajones, rincones y reubicar
juguetes, pero con actitud creativa. La computadora y la televisión también
pueden ser aliadas si somos creativos para hallar páginas de acertijos, juegos
lógicos y enigmas y programas de interés para los chicos. Darle vida a muñecos,
chatarra, libros y revistas y buscar lugares nuevos para ellos puede ser una
actividad para todas las edades. Esta vez, el verdadero desafío para los padres
pasará por aceptar más ruido y más desorden en casa.

Muchos ya han asumido que este año no será como otros y desarrollaron
estrategias diferentes para enfrentar la coyuntura, como organizarse en conjunto
para que una persona esté atenta a las necesidades de los chicos de un mismo
edificio o vecindario.

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