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La moda de los restaurantes gourmet

¿Ser gourmet es una moda?

Por Diego Valentín, socio de Ginger,
www.restauranteginger.com.ar

El paladar argentino es parte de nuestra cultura
gastronómica
. Sin embargo, podemos decir que ha evolucionado en los últimos
quince años, como producto de la información y globalización del comercio de
nuevas materias primas, que permiten realizar recetas de otras parte del mundo.
Los restaurantes temáticos o de fusión son consecuencia de ello, pero
necesariamente han tenido que adaptar su oferta gastronómica a nuestro paladar y
al gusto argentino para tener éxito.

Así nacen los restaurantes gourmet. Pero ¿qué implica ser gourmet? La
utilización de materias primas originales y de calidad para la elaboración de
las recetas. Y, a su vez, esto va acompañado del refinamiento, que es un
concepto más amplio relacionado con la experiencia gastronómica, en la que lo
gourmet, la presentación, la ambientación y el servicio juegan papeles
preponderantes.

De este modo, la experiencia gourmet nos abre una puerta al conocimiento, y a un
viaje por el mundo para entender dónde se produce con la mejor calidad, cuál es
el origen de cada producto y su historia. El objetivo de estos restaurantes es
lograr que el comensal pueda vivir esa experiencia de entretenimiento.

Con todo, a veces, los consumidores no saben cómo elegir entre un producto
gourmet y uno que no lo es
. Para tal fin, el manejo de la información es
fundamental, ya que el comensal forma sus expectativas y potencia el “boca en
boca” en base a sus experiencias anteriores; si fueron positivas. Además, la
calidad del servicio, la capacitación del personal, la confiabilidad, la
capacidad de respuesta, y la información de los platos, desarrollan una
representación tangible que demuestra su existencia y pone de manifiesto la
calidad de la oferta gourmet. Si esto no se cumple, el marketing sólo servirá
para que el cliente vaya una vez y no regrese.

Ahora bien ¿es una moda o una tendencia real con perdurabilidad? Se trata
de una experiencia, en la que se involucran los sabores y las sensaciones que
van más allá de la comida. Este movimiento está afianzado en una tendencia
actitudinal, que marca con menor o mayor fuerza a todo el espectro de la oferta
gastronómica, y el desafío que se plantea para los chefs es el de lograr
elaborar platos sabrosos y "sanos", conceptos que no siempre van de la mano.