Educando a nuestro hijo

Cómo poner en penitencia a mi hijo

Por Lic. Marisa Russomando, Psicóloga (MN) 23189, Directora
del espacio La Cigüeña,
www.espaciolc.com.ar

 

En relación a los límites y las diferentes maneras de
lograrlos, es importante tener presente que la modalidad de vínculo y de crianza
que optemos como adultos tendrá grandes consecuencias en los niños, en todas las
áreas que lo conforman: afectiva, intelectual, social y física.

En el desarrollo emocional de los pequeños suelen darse algunas etapas más
difíciles relacionadas con los límites. Una de ellos es el tema de berrinches y
caprichos, unas de las primeras manifestaciones en la búsqueda de autonomía,
basada en el intento de ir más allá del otro (de sus palabras, sus miradas, sus
opiniones, límites, prohibiciones) hacia la constitución de su singularidad, su
identidad como otra persona diferente a sus padres, y por lo tanto con su
criterio, deseos, necesidades.

Hasta que el niños logre su independencia, buen uso de sus propios recursos,
autonomía, vida propia, muchos pasos habrán dado tanto los hijos para lograrlos,
como los padres para propiciarlos o por lo menos permitirlos, sabiendo que el
papel de los padres y adultos en general es clave para favorecer un desarrollo
saludable.


Para ellos es fundamental:

– ejercer la autoridad, entendiendo como tal la inclusión de su palabra y su
mirada en relación a normas a cumplir
– sostener las normas establecidas, el límite impuesto que dice: “no todo es
posible” sin retroceder a causa del facilismo o falso amor.


Para trabajar productivamente en la inclusión de las normas o límites podemos
hacer uso de ciertos recursos:



-Desvío de atención: se trata de llevar la atención del pequeño hacia otro lado
que el “conflictivo”
Es importante saber que en este caso se resuelve la situación pero no se está
enseñando al pequeño a aceptar los límites.
-Negociación: es decir incluir un lugar intermedio entre la posición del pequeño
y la nuestra
Por supuesto que no todos los temas incluyen esta posibilidad, y como todos los
recursos si su uso es muy frecuente, pierde eficacia.
-Fundamentación: intentar que nuestro hijo comprenda el límite para que responda
a él.
Una vez más, es importante el equilibrio. Efectivamente es bueno para su
aprendizaje comprender los motivos de las normas a seguir; pero si esto no es
posible se debería sostener igual.
-Ejercicio de Autoridad: se trata de una intervención clara, segura, que incluye
las normas y los límites esenciales para el desarrollo del pequeño, que logra
sostenerlo frente a posibles desacuerdos y finalmente su cumplimiento con el uso
de uno o más de los recursos anteriores.
-Premio y Castigo: brindarle a nuestro hijo premios al aceptar normas y castigos
cuando no.
Es un recurso que se sugiere poco uso. Los niños se acostumbran a basar sus
acciones a la espera de uno o evitando el otro y sin aprender lo más saludable,
salteándose el ligar de la autoridad.


Dentro del castigo, se incluye la penitencia: se trata de un corte en la
situación, una pena que debe cumplir. Para ello se sugiere:



– Una vez establecida, que la penitencia se sostenga
– que sea posible de ser cumplida
– que guarde relación con algún tipo de resarcimiento, corrección o arreglo de
lo sucedido
– que el tiempo entre el acto a ser señalado, el establecimiento de la
penitencia y su concreción sea breve
 

Seguramente si el entorno afectivo que rodea lo cotidiano
del niño brinda seguridad y contención, el camino será mucho más sencillo de lo
que parece.
 

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